Se acaba el verano… Pero no la diversión
Avanzado el mes de Septiembre, algunos aún no llevamos lo bien que deberíamos la vuelta a la rutina. Retomar horarios, las prisas, los deberes, toman, de nuevo, su temida cuota de protagonismo para recordarnos que se acaba el verano; pero no la diversión. Al menos en la Costa Brava.
Tras disfrutar de su belleza veraniega, las opciones de saborear los encantos del Empordà siguen siendo ilimitadas ahora que el frío empieza a enseñar sus garras. Sin contar con sus impresionantes playas y calas, impregnadas ahora de la melancólica magia otoñal, la Costa Brava se abre a nuevas y distintas maneras de conocer y deleitarse con sus múltiples atractivos. Un extenso patrimonio histórico, una rica gastronomía, una increíble vida cultural y un sinfín de actividades de ocio para todos los gustos nos están esperando.
EL PESO DE LA HISTORIA
Las trazas dejadas por antiguas civilizaciones conforman una singular forma de conocer la belleza del Empordà. Desde las famosas ruinas de Empúries o el vasto conjunto megalítico de Roses, hasta el poblado íbero de Ullastret, el más grande de Cataluña.
El núcleo antiguo de Pals y el triángulo formado por las poblaciones de Monells, Cruïlles y Sant Martí Vell, nos acercarán a la belleza arquitectónica de la Edad Media. Castillos como los de Peralada y Peratallada, fortificaciones como la de Sant Ferran, en Figueres, y el monasterio de Sant Pere de Rodes, en El Port de la Selva, son los mejores ejemplos de la majestuosidad de una época a menudo sólo vista en las novelas o películas.
TURISMO GASTRONÓMICO
Recordemos que en la Costa Brava son muchos los restaurantes premiados con alguna estrella Michelin (holadays.costagirona.com/una-costa-para-comersela). La rica y variada cocina ampurdanesa es, además, centro y excusa para celebrar numerosas muestras y campañas gastronómicas que alimentan la curiosidad de los miles de visitantes que a lo largo del año se acercan a disfrutar de sus encantos.
Productos de proximidad y calidad son los protagonistas de eventos como las Jornadas Gastronómicas de la Cigala de Llançà o Port de la Selva; el Menú de la Gamba, en Palamós; la Jornada del Vermut, en La Bisbal d’Empordà; La Cocina del Platillo, en Peralada; La Cocina del Averío, en Peratallada; La Garoinada (erizos de mar), en Palafrugell; o El Suquet de Peix, en Roses, por citar sólo algunos.
OCIO PARA TODOS LOS GUSTOS
Desde los más pequeños de la casa hasta los más mayores; en la Costa Brava se pueden encontrar todo tipo de actividades. Una visita al Parc Natural dels Aiguamolls de l’Empordà bien merece la pena. Es el conjunto pantanoso más importante de Cataluña (después del Delta del Ebro) y, con cerca de 5.000 hectáreas, acoge centenares de especies animales, sobre todo pájaros.
Otra experiencia inolvidable es practicar el enoturismo; la Ruta del Vino DO Empordà te llevará a las raíces de una tierra y una tradición milenarias, y podrás deleitarte con la inmensa cultura vinícola de una región por descubrir compartiendo un brindis con amigos.
Si, por el contrario, eres de los que les gusta caminar y perderse para descubrir los rincones más desconocidos, no hay paseo más impresionante que recorrer los Camins de Ronda. Es la mejor forma de descubrir pequeñas calas a la par que nos dejamos atrapar por la belleza de este magnífico entorno natural.
PARA LOS MÁS ACTIVOS
¿Te gusta la marcha? No te preocupes, son múltiples las opciones con más dinamismo, con más adrenalina. Desde el Túnel del Viento de Empuriabrava (Roses), donde podrás recrear la increíble sensación de planear a 4.000 metros de altitud como si fueras un paracaidista, hasta excursiones aéreas con ultraligero, donde podrás relajarte mientras sobrevuelas el espectacular paisaje ampurdanés. Y si eres más de mantener los pies en la tierra, puedes probar las excursiones en Segway, en BTT o a caballo…
Es hora de aparcar la toalla y el bañador por un tiempo y abrirnos a nuevas experiencias… porque hay muchas maneras de vivir la Costa Brava. Elige la tuya.